Consejos para conservar colecciones de fotografías.
Las colecciones de fotografías no son solamente patrimonio de los profesionales y aficionados de esta técnica, por el contrario, se encuentran en cada familia, empresas, escuelas, etc. Se puede decir que la fotografía ha constituido y constituye el testimonio gráfico de la evolución de la sociedad.
Forman archivos privados, personales, públicos e institucionales, por lo que en sí misma una imagen cuenta una historia, un sentimiento y en muchos casos capta momentos irrepetibles.
Se debe destacar que la fotografía como descubrimiento y técnica ha sido y es el avance tecnológico que más rápido ha progresado en el tiempo desde sus inicios hasta nuestros días; la otra tecnología que también avanza vertiginosamente es la digital, pero ese es tema que reservaremos para otro artículo.
Los primeros procesos fotomecánicos aparecieron en el siglo XIX siendo perfeccionados paulatinamente con la incorporación de diferentes productos, materiales y técnicas de impresión, aunque la característica siempre presente es que los procesos fotográficos logran sus resultados gracias a las propiedades fotosensibles de sus componentes.
Por tanto, podemos afirmar que las fotografías son resultado de múltiples capas de diferentes materiales fotosensibles orgánicos e inorgánicos y la interacción de los mismos, incluso después del lavado durante el revelado, contribuye tanto al logro de la imagen como a su deterioro, constituyendo estos los factores internos del deterioro que en dependencia de las condiciones de almacenamiento será más o menos rápido e irreversible.
Los factores externos, en cambio, afectan a la conservación de las fotografías a lo largo de toda su vida. Entre ellos tenemos la contaminación atmosférica, la humedad relativa, la temperatura, la luz, la manipulación y como mencionamos antes, las condiciones de almacenaje o conservación. O sea, dónde y cómo las guardamos.
Los álbumes son el segundo soporte de las fotografías, así que debemos tener en cuenta la calidad de dicho soporte y por supuesto, otros sitios de almacenaje como cajas, sobres, etc., también pueden acelerar su deterioro solo por la calidad de la que estén hechos: acidez del papel, aditivos funcionales, encolantes, etc.
Los deterioros más comunes son ralladuras de la imagen, roturas del soporte, pérdida o desvanecimiento de la imagen, desprendimiento de la película de gelatina, amarillamiento y daños biológicos.
Consejos de conservación.
Trate de que el ambiente sea seco y limpio, si es posible con una temperatura entre 18 y 20 grados Celsius y una humedad relativa de 50 a 55 %.
Evite almacenar cerca del suelo y en estanterías a lo largo de las paredes exteriores, ya que pueden sufrir cambios bruscos de temperatura.
No guarde sus fotos cerca de fuentes de calor ni de agua.
Mantenga lo más posible sus fotografías lejos de fuentes de luz para reducir la decoloración y amarillamiento.
Preste atención a las plagas; pueden depositarse esporas de hongos, excrementos de insectos, roedores, etc. que causarían daños irreversibles.
Elija cajas con tapas ajustadas para ayudar a excluir el polvo y los contaminantes y preferentemente de poliéster, polietileno o polipropileno.
Utilice papel, cartón y tisú libre de ácido, sin lignina, o papel barrera o con reserva alcalina; escoja un álbum de fotos con papel amortiguado o neutro, de buena calidad y/o páginas de poliéster, polipropileno o polietileno.
Si tiene problemas de restauración consulte un un especialista.
En estos momentos, tener una copia de seguridad en formato digital de sus fotos antiguas es un paso de avance frente al deterioro.