LA MIRADA DE YARI
LA MIRADA DE YARI

LA MIRADA DE YARI

Yaritza Delgado Cabezas

LA MIRADA DE YARI

 

«¿Qué ha de tener una buena fotografía?», pregunto. Ella desvía un momento la mirada, reflexiona y vuelve a mirarme: «un concepto claro. No hay nada peor que una imagen con un concepto difuso, es una frase que anda por ahí. Primero se ha de tener claro lo que quieres transmitir y ya lo otro es circunstancial». Alguien en el chat escribe «corazón». Concepto y corazón, un alma y un sentimiento.

Ella es Yari Delgado, una joven artista, fotógrafa e ilustradora cuyas obras aúnan alma y sentimiento, concepto y corazón, y es por ello por lo que son tan buenas.


Pinceladas


Ya desde pequeña, y junto a sus primas, «hacía sus inventos» con una cámara que tomaba prestada de su madrina, pero no fue hasta hace cinco años cuando empezó a tomárselo en serio. Asistió a un curso y de ahí salió una primera serie: “Estudios de la luz”; y una revelación: la fotografía se había convertido ya en otro medio de expresión y en una necesidad. Otros estudios vinieron a acrecentar su experiencia como fotógrafa, hasta que llegó la Covid-19 y tuvo que aparcar muchos proyectos, mas la adversidad potencia también la creatividad. «Isabel Jiménez, una pintora cubana, me decía que los artistas eran los únicos que habían sabido cómo sobrevivir y mantenerse cuerdos», el refugio de Yari fue su “Estudio de las sombras”.


Estudio de las sombras”


«La mayoría son autorretratos, tuve que jugar con el timer muchas veces y el resto fueron personas de aquí mismo de la casa, de mi familia. Estas fotos no son nada fáciles, no se trata solo de una tela y una persona detrás. Llevó un tiempo, en el caso de que no fuera un autorretrato, que la modelo y yo llegáramos a un entendimiento entre lo que ella me podía dar y lo que yo quería.

Hay piezas como “Paz”, “Ira” o “Silencio” que van con papel tradicional, pero mi objetivo era conferir a la imagen un aspecto tridimensional que lograra llevar hacia adentro al espectador y se sintiera envuelto. Es por ello por lo que no todas las fotos son planas, muchas de ellas llevan varias capas de un mismo acrílico para que cuando las veas transfieran esa sensación de relieve y tridimensionalidad».


En mi vientre nace el mundo”


«Es una foto muy importante para mí dentro del “Estudio de las Sombras”, no solo por quién es la modelo, sino por el significado. El concepto tras esta serie era el de recolectar las experiencias vividas durante la cuarentena por las personas que estaban a mi alrededor, cómo les había afectado el estar encerrados. Esta foto es uno de esos testimonios: “vamos a tener una niña y estamos locos por enseñarle un mundo exterior que ya a nosotros se nos está olvidando”. Esa frase me marcó mucho, cómo en ese momento los padres traían niños a un mundo en el que no pueden llevarlos al parque, a la playa o que simplemente se relacionen. Esta imagen tiene mucha fuerza.

Quise también plasmar el ambiente dentro de un vientre. Adentro el niño siente paz y ese amor que brinda la mamá a través del cordón umbilical. Es un periodo donde estás calentito y protegido».


Creación de atmósferas


«Según el testimonio con el que trabajaba empezaba a experimentar, lo único que tenía claro era el color que quería. A partir de ahí, el cristal empapado, por ejemplo, recreaba esa sensación de estar lloviendo fuera y no poder salir, pero a la vez de estar disfrutando de esas gotitas en el cristal. La intención era crear una especie de material que te transmitiera un stop, una silueta que es intocable y no puede salir de ahí. Con la tela, la sensación era la de querer salir y crear una atmósfera más suave y flexible».


Qué nos atrapa de Yari Delgado


De nuestra fotógrafa destacaríamos entre otras tantas cosas el sutil simbolismo y metaforismo presentes en sus obras. Con ellos alza una atmósfera que, o bien se alarga hacia uno, o bien te traslada a un mundo cristalizado. Y es entonces cuando el diálogo se establece. Nada es casual, no lo es el color ni la pose. A quienes les hemos enseñado sus imágenes han coincidido en lo mismo: tiene un estilo muy personal. Y de ahí creemos que mana esa seguridad, ese aplomo con el que habla: sabe qué hace y cómo lo hace y lo ha abonado todo a su manera. Podrá decir en un futuro eso de “I did it my way”. Lo bueno es que hay “Estudio” para un tiempo y ella misma nos confiesa: «creo que me voy a quedar un ratico en ella». Yari aguardará entonces el momento, porque importa tanto la obra en sí como el espacio, el lugar y el tiempo en los que se inserta.


* La imagen «En mi vientre nace el mundo» forma parte de la exposición colectiva de GIP: «La mujer. 22 miradas más una».

POR  ALEXIA SANTOLAYA DÍAZ

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