«La felicidad puede ser cualquier cosa». Por Alexia Santolaya.
«La felicidad puede ser cualquier cosa». Por Alexia Santolaya.

«La felicidad puede ser cualquier cosa». Por Alexia Santolaya.

Abrimos al cierre.

La cajita de felicidad puede ser cualquier cosa.

Brota, sale, se destapa.

No es inequívoca, tampoco absoluta.

Es tuya y mía, compartida o ¿quién sabe?, extraña.

 

 Definirla no ha sido el propósito y, sin embargo; cómo no resistirse, cómo no caer en la reflexión, cómo no compartirla. Hemos hablado sobre ella, la voz de Ishan la ha evocado en una sucesión de instantes y como pausas la ha comprendido. Eso es, pausas. A veces, si no te paras, se te escapa. ¿Tú qué piensas?

 

 Haber sellado 2022 con Un tincito más de felicidad no es baladí. Tampoco ñoñez o buenrrollismo. Es curiosidad por saber qué os ha hecho felices y con ello hacer proceso mutuo de descubrimiento. Con voluntad de aprender.

¿Te ha ocurrido alguna vez que la “felicidad” te ha pellizcado los bolsillos? Nos han propuesto vías, remedios –o llámense mejor remedos–, ofrecidos todos sin fisuras. Aceptamos, pagamos, consumimos. No digo que no sean efectivos, a mí me parecen encorsetamientos, cuando creo que la felicidad es muy libre. Es como ver un delfín en un acuario de ciudad bailando ante el público, o verlo en el despuntar de una ola. En el segundo caso atisbas su silueta, puede que algún sonido; en el primero pudieras contar hasta los dientes. Y sí, todo es subjetivo. Todo esto es palabrería muy mía. Por eso, para hacer honor a esta exposición, más vale degustarla y estar abierto a sus propuestas, las vuestras. ¿Y sabéis una cosa? Tenemos más en común de lo que nos separa. Aquí y allá son los nuestros, la vida que sigue, la reunión, las expresiones puras, lugares encontrados o reencontrados; pero también algo como una barca que ya ha hecho su viaje definitivo, un pabellón desvencijado, una flor amarrada a un poste, la cama desecha y la ventana abierta, porque son cosas que simbolizan nuestra bienaventuranza. Muchos de los participantes han acompañado sus “tincitos” con un texto que los glosa y otros han optado por dejarlos en puntos suspensivos permitiendo una libre interpretación.

Y así finalizo, con una apreciación personal (otra de las muchas que he colado en este artículo, lo sé J). Y es que, a pesar de los miedos y ansiedades, estoy preparada para ser feliz. Sin constancia, guijarros de cada día que rompen el automatismo de las zancadas. Las pausas que dice Ishan. Momentos plenos. Sí, esos que levantan el ánimo y el espíritu. No es fuego perpetuo, pero pienso que qué más da, perdería el gusto, perdería el efecto Peta Zeta. Vale la pena que solo sea eso: tincitos de felicidad.

Por: Alexia S antolaya.

P.D.: Comparto aquí un tin de felicidad. Como empiezo, acabo… abriendo al cierre.

10 comentarios

  1. Dania Ramirez Aguilar

    Que hermosura de escrito, que felicidad al escucharla, les felicito a todos por la expo y les agradezco la oportunidad de demostrar que la felicidad nos roza a veces y….sin darnos cuenta cerramos los ojos!….un abrazo afectuoso desde La Habana.

  2. Maribel Pérez Velázquez

    El caldo de mi abuelita!! Gracias Alexia amiga, me ha llegado hasta lo más profundo de mi corazón ,me ha llevado hasta mi infancia, Gracias,mil gracias ❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️

  3. Maribel Pérez Velázquez

    El caldo de mi abuelita!! Gracias Alexia amiga, me ha llegado hasta lo más profundo de mi corazón ,me ha llevado hasta mi infancia, un «Tincito de Felicidad Gracias,mil gracias ❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️

    1. Sara Romero

      Da gusto escucharte Alexia, tu voz preciosa acompañando este escrito que se nota está hecho desde el corazón. Todos los que vivimos fuera de nuestra tierra conocemos muy bien esas sensaciones. Me ha encantado, gracias por compartirlo con nosotros.

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